La generación Nadal



13 de Octubre de 2003, por entonces trabajaba en Madrid y vivía allí de lunes a viernes. Mi mujer, Karin, solía venir conmigo los domingos y se solía ir los lunes. Era el segundo año del Madrid Open. A mí el tenis me gustaba de siempre, como casi todos los deportes, a Karin también le gustaba el tenis, no tanto como a mí, pero eso iba a cambiar ese día. Los que me conocen saben que tengo espíritu de trotamundos, he vivido en varios sitios y siempre tengo la misma filosofía, aprovechar el sitio donde estoy, conocerlo, disfrutar de sus eventos ya que nunca he decidido vivir en un sitio para siempre. Esa temporalidad me hace vivir continuamente descubriendo.

 

Cuando vi que se jugaba el Madrid Open esa semana y yo estaba en Madrid me tiré a internet a buscar entradas, no fue difícil encontrar, ni caro, compré entradas para Karin y para mí para el lunes y otra entrada para mí sólo otro día. No recuerdo muy bien quién jugó, o mejor, sólo recuerdo un partido, Rafa Nadal-Alex Corretja. Recuerdo perfectamente que yo ya había oido hablar de Nadal, probablemente en El Larguero, el programa de radio que escuchaba por entonces. Cuando llegamos a la Caja Mágica, que es donde se jugaba el torneo, buscamos nuestro sitio y le conté a Karin quien jugaba, Alex Corretja, 2 veces finalista de Roland Garros, ganador del Masters del 98, de una medalla olímpica y una copa Davis, un crack en toda regla. En el otro lado estaba Rafael Nadal, un niño imberbe de 17 años del que todos decían que iba a ser un fenómeno pero que hasta entonces aún no había ganado nada. Desde muy pequeño tengo esta cualidad de que a veces me doy cuenta que estoy viviendo un momento que quizá sea único, eso me pasó entonces. Nadal perdió sin pena ni gloria, nosotros nos fuimos a casa pero como dice Karin, ya habíamos creado un recuerdo imborrable en nuestra memoria. Hoy, por cierto, Karin es la mayor fan de Nadal que conozco :)

 

Ayer por la mañana me levanté pronto para ver el partido, mi hija jugaba un partido de baloncesto y cuando me fui de casa Nadal perdía 2-0. Sinceramente, después de haber visto mucho tenis le daba 1 opción entre 100, aún siendo Nadal. Iba viendo el tanteador mientras veía el partido de mi hija, parece que la remontada iba tomando forma. Cuando acabó el partido de baloncesto nos fuimos a un centro comercial y saqué el iPad para ver el partido en el coche, Nadal estaba a punto de ganar su 21 Grand Slam y no quería que mis hijos se los perdiesen. Cuando lo tenía casi hecho perdió el servicio, Karin no aguantó la presión y se fue a dar un paseo, los niños y yo seguimos viéndolo, Nadal, psicológicamente ya había ganada, sólo quedaba ganar los puntos para demostrarlo, ahí salió su paciencia. Diez minutos después Medvedev se dejó la bola en la red, Nadal relajó los brazos dejando caer la raqueta y riéndose como diciendo, ‘donde está la cámara oculta?’. Acababa de ganar su 21 Grand Slam con el pie roto y después de perder 2 sets a 0, este tipo de remontada no la conseguía desde 2007, hacía 15 años. Karin volvió al coche y no se lo podía creer, a ella le encanta ver la entrega de trofeos y fuimos a terminar de verla en un restaurante.El partido lo vimos en Eurosport UK, y al final del partido pusieron el corte de Eurosport España con Corretja (que también comenta en la tele inglesa, por cierto) llorando sin parar y diciendo ‘antes de comentarista soy ser humano y lo que ha conseguido Nadal es inenarrable…’ 19 años después de ver a Corretja ganar a Nadal el mismo hombre no podía parar de llorar al verle ganar su 21 grand slam.

 

Los sociólogos se encargan de poner nombre a las generaciones, etiquetarlas y asignarles características, Baby Booms, Millenials, Generación X… Quizá es un buen momento para llamar a nuestra generación la Generación Nadal, la generación que ha visto a Nadal ganar los 21 Grand Slam, que se acuerda del primero y que ayer vio el último. Que en su vida a veces piensa, no me puedo rendir nunca, tengo que seguir luchando porque ha visto a Nadal ganar un Roland Garros con 19 años, ganar poco después al mismo Federer en 5 sets en Wimbledon cuando eso era literalmente imposible, ganar en la pista dura del US Open y en la de Melbourne, territorio vedado para los españoles. Ganar 2 Juegos Olímpicos y 5 Copas Davis, muchos de ellos levantando partidos épicos, imposibles de ganar. La generación Nadal tiene ese gen competitivo que nos ha hecho pensar que no somos inferiores a nadie, que podemos triunfar en cualquier país y en cualquier disciplina. Nadal tiene la culpa, da igual que sea verdad o mentira, da igual incluso si lo conseguimos o no, Nadal nos ha enseñado a perseguir lo imposible, porque a veces, con esfuerzo, paciencia y fe, hasta lo imposible se puede conseguir.




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