Ya ha pasado un año? Pues sí, un año desde mi último post. Eso me recuerda para empezar que no puede volver a pasar pero también que por supuesto no voy a faltar a mi cita para recordar a mi padre.
Ya hace muchos años que no estás, demasiados. Tantos que la familia está cambiando a toda velocidad. Los mayores nos negamos a hacernos mayores pero las canas, las arrugas y los achaques no engañan. Y los niños... que niños? Ya casi no quedan niños en la familia, la mitad son adultos ya y estamos entrando en una fase especial. Donde las conversaciones se vuelven más profundas, donde las discusiones son super multitudinarias y las personalidades son más variadas que nunca.
Este año volvimos a celebrar la prenochevieja, llevamos 10 años por lo menos, salvando el año de la pandémia. Y creo que algo se habrá hecho bien en la familia porque allí estábamos todos, como cada año. Con cada vez más anécdotas y risas porque los adolescentes y los ya adultos traen sus experiencias para compartir con todos. Para mí y mi familia, que llevamos más de 10 años fuera de España, es maravilloso poder volver y sentirnos tan agusto no solo con los hermanos y mamá, sino con los sobrinos.
Te fuiste con 61 años y me doy cuenta que yo tengo amigos y compañeros de esa edad y son muy jóvenes todavía!. Somos una familia de optimistas por naturaleza pero yo no puedo evitar pensar muchas veces en lo injusta que fue la vida contigo por no poder ver todo el fruto del esfuerzo tuyo y de mamá. Por eso te lo tengo que contar cada año, aunque no sea lo mismo. Cada día que pasa y la tecnología va tomando más control de nuestras vidas y nuestras historias (sí papá, este blog lo podría estar escribiendo una máquina y no te darías ni cuenta) me doy cuenta del valor amplificado que tiene la realidad, los juegos e historias que nos compartiste en la niñez, las bromas, la pasión por el Atleti, el café en cafetería con un periódico físico, los paseos filosóficos, los consejos, las visitas a tus colegios, los partidos de futbito y de basket, los campamentos, los veranos en el pueblo, el río, las claras fresquitas, las duchas con manguera, las noches viendo Informe Semanal o el ... Espero que las nuevas generaciones, a pesar de vivir en un mundo conquistado por inteligencias artificiales, se den cuenta del plus de las relaciones físicas, de las miradas, de las caricias, de las palabras suaves y fuertes, de las discusiones sin Google o Chatgpt para revisar quien tiene razón. Casi toda nuestra vida contigo fue analógica, estuvo llena de imperfecciones, seguro, pero también de momentos genuinos a irrepetibles que nos hacen las personas que somos hoy. Gracias a tu falta me esfuerzo cada día en vivir esos momentos reales que no se van a volver a dar nunca, porque cada momento es único e irrepetible, aunque a veces no nos demos cuenta y dejemos que se esfumen sin disfrutarlos.
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