Jaque a la inhumanidad



Para entender este post tengo que poneros en contexto y daros algunos datos importantes:

- La población mundial se ha triplicado desde el año 1950 (2500 millones) hasta ahora (7700 millones)
- La esperanza de vida mundial ha aumentado en casi un 50%, desde los 52 años en 1960 a los 72 en 2015
- La pobreza extrema se ha reducido desde el 35,8% de la población en 1990 al 10% en 2015.
- El transporte aéreo de pasajeros se ha triplicado desde los 1674 millones de 2000 al 4.200 millones de pasajeros transportados en 2018
- El consumo de energía mundial se ha triplicado en los últimos 50 años (aunque por suerte se haya estabilizado en los últimos años)

Sin mencionar el incremento masivo del acceso a la educación, sanidad y tecnología.

Todo en el contexto de lo que llamamos estado del bienestar, en especial en los países desarrollados.



Si todo lo que estamos viviendo fuera una película, faltaría un ingrediente fundamental, el desencadenante, la razón de todo esto o incluso la moraleja. Si yo fuera el guionista dudaría entre dos opciones:

- Dios ha decidido ponernos a prueba para ver si la humanidad merece existir
- La madre Tierra dice basta y decide hacernos reflexionar sobre lo que consideramos normalidad

Ambos casos podrían tener el mismo curso argumental ya que en ambos casos el planteamiento es similar, es este mundo realmente sostenible? Por cuanto tiempo?

La humanidad ha alcanzado cotas de desarrollo inimaginables hace 100 años. Somos capaces de reducir drásticamente la mortalidad por enfermedad, la economía mundial sube casi sin parar desde los años 70, la pobreza cae, las condiciones de vida mejoran en casi todos los países del mundo. Esto tiene una derivada maquiavélica ya que cada vez hay más gente que puede comprarse una casa, un coche, irse de vacaciones no una sino varias veces al año, cambiar el fondo de armario cada temporada.. consumiendo recursos limitados y contaminando la misma Tierra que antes daba cobijo a 100 veces menos gente.

La economía mundial se basa en un crecimiento constante, todo está diseñado para ser altamente eficiente, los aeropuertos se diseñan para poder alcanzar una capacidad muy alta, en muchos casos de más del 80%, los hoteles se diseñan para que estén ocupados buena parte del año y el resto de empresas igualmente están diseñadas para no parar...y la mayoría no han  parado en décadas.

Si hablamos de la salud, nos hemos acostumbrado a sistemas de salud de una calidad extrema (hablo ahora de la mayoría de países de Europa), la mortalidad baja cada año y los tratamientos para enfermedades horrorosas como el cáncer son cada vez más efectivos.

En resumen, la humanidad como especie ha encontrado la manera de vivir bien durante mucho tiempo, Italia y España paradójicamente son los países del mundo con más esperanza de vida (83 años). Resulta paradójico también que seamos la especie mejor preparada para hacer frente a los azotes de la naturaleza. Somos capaces de construir edificios resistentes a los terremotos, anti incendios, somos capaces de predecir tsunamis y de vivir encima de una falla sin que apenas pase nada. Desarrollamos vacunas para las más horribles enfermedades e incluso somos capaces de plantar batalla al consumo excesivo de energía y al incremento incesante de la contaminación.

Por eso resulta extremadamente sorprendente que este virus, este bicho diminuto e inmundo haya sido capaz de hacer lo que nada ni nadie ha sido capaz de hacer en los últimos, digamos, 70 años (poniendo como hito la Segunda Guerra Mundial). Este bicho ha conseguido parar el mundo, hacernos contener el aliento, obligarnos a encerrarnos en nuestras casas y, por que no decirlo, en nosotros mismos. Este bicho que mata más rápido que cualquier ataque terrorista, que cualquier terremoto o tsunami, este bicho que se transmite de manera sigilosa y vertiginosa tiene hechura de película de Hollywood, de maldición divina, de aviso de la naturaleza.

Este reto es de dimensiones bíblicas, nos enfrentamos a la mayor crisis económica y sanitaria de la historia porque nuestra población y economía es la más grande y eficiente de la historia.
Por eso el desafío es quizá filosófico más que sanitario, el desafío es si creemos que podemos continuar así y si la respuesta es no qué debemos cambiar, me permito decir en alto algunas de mis propias reflexiones:

- Queremos cambiar de ropa cada temporada o nos vamos a parar a pensar de dónde vienen todos esos materiales?
- Queremos pasarnos el 30% de nuestra vida viendo series o preferimos pasarlo charlando con familia y amigos?
- Queremos que nuestros hijos crean que nunca es un buen momento para jugar con nosotros o preferimos valorar cada segundo con ellos?
- Queremos abrazar, besar o nos acostumbramos a la distancia social?
- Queremos ver a Coldplay en directo con 10,000 personas o nos conformamos con Spotify?
- Queremos ir corriendo a todos los sitios o preferimos disfrutar del trayecto?
- Queremos trabajar sin parar para ganar más dinero o quizá cambiemos ese dinero por tiempo que no tenemos?
- Queremos beber un buen vino viendo la puesta de sol o preferimos cinco malos y acabar a las tantas?
- Queremos hacer ejercicio y estar saludables o nos va bien esperar a que seamos 'mayores'?
- Queremos viajar o nos conformamos con un sofá cómodo?
- Queremos escuchar las historias de los abuelos o nos va bien que se las cuenten a otros?
- Queremos darnos cuenta de que nuestro modo de vida es excepcional o vamos a seguir exprimiendo a la Tierra hasta que diga basta?

La decisión es nuestra, el reto está planteado, esto no es un aviso, es un órdago y la supervivencia de la humanidad depende de lo que aprendamos de esto incluyendo el hecho de que la humanidad somos tú y yo y tú y yo podemos decidir que queremos ser cuando esto acabe, no hace falta esperar a ver lo que nos dicen los políticos y los 'expertos'. Porque gente como tú y como yo hacen que este mundo gire y gente como tú y como yo, pueden hacer que este mundo se pare para siempre.

Comentarios