Cura de realidad




A mis 42 años he vivido la revolución de internet, la aparición de las redes sociales, de los móviles, la primera guerra en directo que seguí con mi hermano por la radio (primera guerra del golfo) y luego la segunda, un presidente de EEUU negro, un papa argentino, Pablo Iglesias de vicepresidente, el Brexit, el efecto 2000, wikileaks, Trump presidente, el Leicester ganando la liga, España campeona del mundo en casi todo, dos finales de Champions perdidas con el Atleti, un concierto de Compay Segundo y otro de Madonna, la caída de las torres gemelas, la casi independencia de Cataluña, y la de Escocia, Boris presidente, los hermanos Gasol haciendo el salto inicial en el All Star, adios a Kobe Bryant... He visto correr a Carl Lewis y jugar a Michael Jordan y Maradona... podría seguir hasta cansaros, creo que en estos años he visto casi de todo, lo que no esperaba ver es la tercera guerra mundial, y menos producida por un virus.

Estamos viviendo el principio de una nueva era, nada volverá a ser igual, todo esto nos ha hecho ver que un virus puede cambiarlo todo, de un día para otro. Que todo lo que considerábamos estable se puede ir entre nuestros dedos, eso, si sobrevivimos, que tendemos a darlo por hecho por ese síndrome de inmortalidad que conservamos desde nuestra niñez. En febrero de 2020 todo cambió, para siempre, no sé hacia dónde, puede que acabe la libre circulación de personas, puede que haya una alianza mundial para combatir esta guerra o puede que acabemos lidiando la guerra cada uno por su lado, nadie lo sabe.

Entretanto la humanidad, la de verdad, la que no sale en portadas de revistas, no deja de dar lecciones. Los hospitales de España e Italia desafían a toda lógica y consiguen gestionar una situación que sobre el papel es imposible de gestionar, de repente nos damos cuenta que los verdaderos héroes de nuestro tiempo no juegan al fútbol ni cantan ni van a Supervivientes, los verdaderos héroes son anónimos y se exponen al contagio cada día en hospitales de todo el mundo, en las calles, en los supermercados; los ciudadanos hacen muestras espontáneas de agradecimiento, como los aplausos que se oyen cada día en todas las calles de las ciudades españolas, la gente confinada en España e Italia organiza sesiones de ejercicios, cantan, bailan y cuentan historias desde los balcones, China dona material médico a España y envía médicos a ayudar al norte de Italia, hoy una vecina me dejó una nota para formar un grupo de Whatsapp para ayudar a gente vulnerable de nuestra zona, en Wuhan 50.000 voluntarios se encargaron de movilizar a médicos y enfermeros y cientos de ingenieros construyeron un hospital en 10 días, dicen que en Venecia se puede ver el fondo del canal, algo que no pasaba desde hace décadas, los satélites detectan los menores niveles de contaminación de la historia reciente y los padres se ven obligados a pasar más tiempo con sus hijos que nunca en la historia reciente de la humanidad.

Si no lo estuviera viviendo diría que esto es una novela de García Márquez. Los ancianos, los más afectados, en su mayoría le plantan cara y muchos no se resignan a quedarse en casa. Nos han prohibido abrazarnos y besarnos, no recuerdo una época donde mis hijos me hayan abrazado y besado más, porque los niños no entienden de virus, los niños creen que esto es el paraíso, sin cole, sin exámenes y con sus padres en casa.  Las parejas han redescubierto lo que es salir a la terraza a charlar, han visto cómo todo el status quo se iba a la mismísima mierda en una semana, en muchos casos literalmente, sin cole, sin trabajo y sin poder salir de casa. Es el momento de mayor incertidumbre de la historia. Nadie hace planes a 6 meses vista. Las familias primigenias, como la mía, se reúnen casi cada día en videollamadas a 4 y a 5, y se ríen, cómo hace tiempo no lo hacían.


Y mientras otros mueren solos, no olvidados, pero solos. Porque este virus y lo que provoca es un reflejo de la vida, extremadamente cruel y deliciosamente maravillosa. Si este virus no te mata que te sirva para ser mejor persona porque cuando te quitan todo lo que sostenía este mundo en muchos casos ficticio, al final, sólo quedan lo que vemos ahora, personas.

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