Y si no hubiera mañana?



Viajar y conocer múltiples culturas permite darte cuenta que las normas sociales de unas no valen para otras, que todo aquello que en unas es normal en otras no lo es y viceversa. Vivo en el Reino Unido, una cultura muy avanzada en algunos aspectos pero muy atrasada en otros. Observo cada día como la gente avanza sin mirar a los lados, como la familia es lo primero pero mas bien la familia directa que abuelos o tíos. Como la amistad es medida y con agenda, como la gente está falta de cariño, de sociabilidad natural y no forzada. Pocas sociedades he conocido en las que haya más causas de caridad (ONGs), hay cientos, es como si la gente se aliviara donando parte de su dinero a un "charity", como si eso le librara de otras responsabilidades que requieren tiempo que no tienen, porque aquí esta todo el mundo muy ocupado.



Aunque a decir verdad España no es tan diferente, confundimos el progreso con matar tradiciones y formas de ser que podrían ser consideradas anticuadas. Cuando vamos haciéndonos mayores nos volvemos mas huraños, estamos mas cansados para visitar a nuestros padres, llamar a nuestros hermanos porque, ademas, ahora tenemos nuestra familia, nuestros hijos, que no necesariamente se tienen que llevar bien con la que fue nuestra familia. Entonces entra en juego la pereza, de todos, desde padres a hijos y nietos, la pereza por la que se van eliminando tradiciones, se van reduciendo las celebraciones familiares, las razones para verse cada vez tienen que ser mas importantes, y la palabra importante es diferente para cada uno. Este es un proceso natural, egoísta pero a la vez tremendamente humano como el propio egoísmo es per sé. Y esta enfermedad, la enfermedad de la comodidad, del círculo de comfort que cada vez se hace más pequeño solo se puede combatir con ganas, con esfuerzo, cerrando los ojos y acordándonos de quien propicio que nuestra vida cómoda sea como es hoy, recordando quien nos enseñó los primeros juegos, con quien salimos de fiesta las primeras veces, con quien reímos, cantamos y jugamos mucho antes de que nuestra vida pasara a ser tan complicada que no tuviéramos tiempo para nada.

El video de la cabecera me encanta, creo que a un bromista como yo le encantaría hacer la misma broma dentro de 40 años. Cuando era pequeño mi padre me contó muchas veces una historia, con tremendo fondo católico pero con moraleja no religiosa para mí. Cuando era pequeño estaba San Agustin jugando en el patio del colegio y alguien le pregunto a él y a otros niños "Que harías si supieras que ibas a morir mañana?", la mayoría de los niños contestaron que se irían a confesar, cuando llegaron a San Agustín el contestó "Seguir jugando". Evidentemente la historia es inventada ya que San Agustin vivió en los siglos IV y V y dudo mucho que hubiera colegios como los entendemos hoy, aun así a mi se me quedó aquella copla y me vino a la cabeza cuando vi el video.

Hace años, cuando murió mi suegro empecé a desarrollar una práctica con familia y amigos: no postergar la oportunidad de pasar momentos juntos, valorar como el oro esas cenas familiares, esas visitas de amigos, esas llamadas de mi madre... y que a la pregunta de que haría si supiera que mi amigo, madre, padre o hermano no fuera a estar entre nosotros la semana que viene la respuesta sea en la medida de lo posible "lo mismo que estoy haciendo".

Comentarios