Inside Out



Hace unos 6 mese fui a ver la deliciosa Inside Out de Pixar con mi hija. Si, soy unos de esos padres que lleva a sus hijos a ver pelis de Pixar porque les gustan a ellos. Esta peli narra maravillosamente una idea de cómo es el cerebro y como se manejan los recuerdos en el. Como existen recuerdos bonitos que construyen áreas de la personalidad y recuerdos tristes que en ocasiones se aferran igualmente a esa misteriosa personalidad que tenemos y no sabemos porque. Hace ahora unos 25 años mi padre enfermó por primera vez. Estaba jugando la partida en el hogar y se mareó. Tengo ese recuerdo grabado pero no de forma desgarrada sino como un sentimiento de desorientación. Mi madre fue corriendo a ver qué pasada, mis hermanos y yo salimos a la terraza ya que desde allí se veía la calle donde habían llegado al policía y una ambulancia. Recuerdo que no lloré, seguramente en ese momento pensé que mi padre era inmortal, que todos los éramos, tenía 12 años. Recuerdo a mi hermana, dos años mayor, llorando, eso me hacía pensar que el asunto era grave. Mi padre hizo vida normal muchos años más. Mi naturaleza me ha permitido guardar muchos buenos recuerdos de antes y de después y pocos malos. 


Recuerdo con nostalgia cuando vivíamos en Noceda, cuando íbamos a jugar a la era de detrás de casa, jugábamos al tenis, con la raqueta de madera igualita a la de Matts Wilander, en aquel césped que era prácticamente Wimbledon. También jugábamos al fútbol con el Adidas Tango de Argentina 1978. En ese lugar también me enseñaste a andar en bici, con apenas 5 o 6 años. Recuerdo también cuando íbamos al pueblo, en verano, cuando íbamos todos juntos al río, cuando nos enseñaste a nadar tirándonos a "lo hondo", cuando buceabas buscando truchas en la raíz... Y todos los días que te acompañé a Acebes, de pequeño a jugar, de mayor a echarte una mano con los ordenadores nuevos que os habían comprado. 

No hay un blog los suficientemente grande para contarlo todo, esos recuerdos conforman el rincón de mi padre en mi cerebro. 
Ahora que yo tengo casi la misma edad que tú tenías cuando se creó ese primer recuerdo triste, ahora que mi hija tiene 7 años estoy reviviendo todo lo que viví contigo, los juegos, los deberes, las preguntas complicadas, el deporte... Todo solapa recuerdos en mi cabeza porque yo estoy creando con ella ese rincón del cerebro donde guardará todo lo referido a mi. Estoy viviendo momentos preciosos en mi vida, también con la llegada del pequeño Dani, y en cada uno de esos momentos imagino que estas aquí, imagino que harías, qué dirías. 

No soy de los que me acuerdo de ti cuando estoy mal, pero si cuando estoy bien, cuando mi hija me pregunta dónde estás, si vas a venir cuando nazca el bebé o cuando mi hijo mira al infinito y ríe, como si tú estuvieras allí. Puede que no hicieramos mucho ruido, ni lloraramos lo sufiente a tu marcha, seguramente hubo muchos años de preparación de por medio, pero cada año que pasa, y ya son 5, te echo más de menos y esta es mi única y mejor manera de decírtelo.

Comentarios