San Miguel, donde va triunfa



A veces me pregunto que diría mi padre si le dijera que me voy un año con toda la familia a Inglaterra, "Estás loco", diría, "no hagas tonterías", pero dejaría entrever una sonrisa como diciendo, "que narices tiene este chaval", la misma que pongo yo cuando mi hija se muerde las uñas de los píes o se quiere tirar desde el trampolín de 5 metros de la piscina... genética quizá.

Mi padre era un hombre prudente, huérfano de madre, criado por sus hermanas en un pueblo pequeño de León, estudiante del seminario de Astorga, profesor, católico... pero con vocación de aventurero. Los padres de nuestra generación estamos muy acostumbrados a "tener nuestro espacio", reservarnos nuestro tiempo y privacidad aparte de nuestros hijos. Mi padre no parecía tener esa idea, diseñó su mundo alrededor de nosotros y no pretendió hacernos a su imagen y semejanza, o al menos no del todo. Así salió el asunto que cada uno vota a un partido, ha estudiado una cosa diferente y vive en un sitio diferente pero mantiene una idea sobre las demás, la familia, ya sea la original o la que estamos formando cada uno, es lo primero.



En la década de los 80 San Miguel sacó un anuncio en el que salían fiestas en distintos sitios del mundo y llegaba un camión de San Miguel para traerles cerveza. El eslogan era, "San Miguel, donde va triunfa". Esa era la frase que mi padre utilizaba cada vez que teníamos éxito en algo, y para mi padre éxito era una palabra muy amplia, quizá era cualquier cosa que él no había sido capaz de hacer, y no por ganas.

Poco después de que te fueras, papá, Karín y yo decidimos tener otro hijo, los médicos nos dijeron que por esto y aquello la probabilidad era muy pequeña, de nuevo la probabilidad, casi imposible en este caso. Tras 3 años abandonamos la idea. Pero la probabilidad es una materia muy curiosa, si probabilidad >0 quiere decir que puede ocurrir. En agosto, 3 días después de instalarnos en nuestra casa de Inglaterra, nos hicimos la prueba. Hoy cumplimos 34 semanas de embarazo y sabes qué? Cuando nadie daba un duro por nosotros si todo va bien tendremos el primer del Prado varón de la familia.

Hoy cuando volvíamos de la calle nos dijo Alba, papá, mamá, cuando nazca el niño van a venir Angel y Aimer? No hija, le dijimos, aunque pensándolo un poco más, y de alguna manera sí que hay algo de vosotros en todo esto.

Hoy hace 4 años que te fuiste, recuerdo la última conversación que tuvimos, conversación casi sin palabras, con ese vínculo que de alguna manera creamos con mi rebeldía y tu prudencia mezcladas. Da igual cuán triste fuera el tema de conversación, con el fin de la película de fondo, salió de nuevo tu sonrisa esta vez de resignación y de despedida.

La vida es como una larga digestión, cuando eres joven te dedicas a comerte el mundo, poco después lo digieres y por último asimilas lo nutritivo de los alimentos. Según me voy haciendo mayor voy viendo con perspectiva mi infancia y juventud y lo importante que fue ese papel de prudencia laxa que nos permitió vivir muy intensamente muy a pesar de los principios con los que mis padres se criaron y abanderaban. De todo aquello, probablemente me quedo con esa sonrisilla a través de la cual salían las palabras "estas loco" pero en realidad decían "ánimo, cómete el mundo". Quizá por culpa de todo eso hoy estoy escribiendo este blog, desde Reino Unido a punto de tener un hijo.

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