Tristeza suprema


optimismo.
(De óptimo).
1. m. Propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable.
2. m. Doctrina filosófica que atribuye al universo la mayor perfección posible.


Ir a ver la vuelta del Atleti-Barça de la Champions al Calderón sin vivir en Madrid se puede considerar optimismo, reservar un hotel en Lisboa 1 mes antes de la final se puede considerar optimismo, convencer a mi hermano para ir a Lisboa a pesar de que unas horas antes se había confirmado que no habría pantallas gigantes para ver el partido se puede considerar optimismo... perder como perdimos con el Madrid el sábado es el realismo más absoluto, que nos empataran en el 92:30, en cambio, es crueldad, es de una crueldad tal que los aficionados del Madrid sintieron lástima, la mayoría de ellos ni siquiera se ensañaron por las calles de Lisboa, la mayoría de ellos parecen tener una neurona más, al menos, que su estrella, que ganando 3-1 marcó un gol y debió creer que la final la había ganado él. Lo siguiente, lo siguiente a todo eso fue tristeza, orgullo sí, pero sobre todo tristeza, la tristeza del ciclista escapado 164 kms y adelantado en la línea de meta por el mejor ciclista del pelotón, la tristeza del que le queda un número para cantar bingo y lo canta el de al lado, la tristeza del que saca 4,95 en un examen, la tristeza del que se le estropea el coche a 2 metros de la meta.



Lo que pasó el sábado no fue injusto, no lo fue porque el Real Madrid ha hecho méritos de sobra para ganar la Champions, los ha hecho porque es su obligación con el presupuesto más alto del mundo. Si habláramos en términos matemáticos, la felicidad por ganar una Champions es, al peso, la misma gane quien gane, sin embargo, en caso del Atleti nos iba a tocar a mucho más por ser muchos menos. Os puedo asegurar que yo sentí esa alegría, no os puedo decir si durante 1 minuto, 2 o 5 pero nos vi campeones de la Champions, me vi tirado en el césped del parque Eduardo VII con lágrimas en los ojos, me vi abrazado a mi hermano diciéndole lo mucho que le quiero, llamando a mi mujer y a mi hija con el mismo mensaje, pensando en mi padre y en aquella final del 74. Hasta me vi escribiendo este post, pensando en cual sería el hilo conductor, en cómo transmitir tanta alegría, pero, muy a mi pesar todo eso fue fruto de mi imaginación, todo eso no ocurrió, el árbitro no pitó, no lloré en el césped del Eduardo VII, ni abracé a mi hermano, ni llame a casa... Lo que si hice es pensar en mi padre, que jamás visitó el Calderón, ni tuvo carnet de socio, ni siquiera supo lo que era una fan zone, y mucho menos una final de la Champions y aún así nos supo transmitir todo este sentimiento.

Somos una generación que lo ha tenido todo, no solo a nivel material, sino a nivel afectivo, estudios, éxito deportivo. Mientras mi hermano me agarraba del hombro diciéndome que la hemos tenido en la mano, que quizá no volvamos a ver algo así nunca pensé que no importa porque a mi edad he tocado la felicidad deportiva muchas más veces que ninguna generación anterior española, que ninguna generación del Atleti. El optimismo no sólo consiste en ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable, para mí el optimismo consiste en no reclamar a la vida cuando ya te ha dado más de lo que por probabilidad pura te correspondía.

Gracias a la vida, a pesar de todo, por lo del sábado y Aupa Atleti.

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