Verano del 68, la prensa internacional se centra en las revueltas estudiantiles de París que tuvieron al gobierno francés y al mundo en entero en vilo. En esas fechas, en el seminario de Astorga, un grupo de jóvenes descuelga la bandera de España con el aguilucho y cuelga la bandera comunista en un acto irresponsable e inconsciente pero necesario. Cuando tienes 18 años tienes que revelarte, es casi una obligación, hay que luchar contra lo establecido. No se cuanto de aquella historia es cierto, no se cuanto de postureo escondía al contarla. Esa historia contada por un hombre maduro, cuerdo, responsable y tremendamente tradicional cobraba un valor incalculable para mí, esa historia era un mensaje en clave que probablemente cada hijo interpretamos de una manera. Para mí estaba claro, ser serio y responsable no es incompatible con luchar por tus ideales jugándote muchas cosas en el proceso.
Túnez, Gamonal, Ucrania, Egipto... demuestran que se puede cambiar el mundo desde abajo. Me hacen creer que mi generación, que lo tuvo todo ganado desde el principio, que no tuvo que luchar por nada tiene algo dentro, probablemente heredado, probablemente escuchado y germinado con los años que nos impulsa a decir basta, a luchar, a unirse contra el abuso y lo injusto.
Yo nunca conocí a aquel rebelde del seminario de Astorga pero sospecho que aquella bandera comunista y la expulsión temporal del seminario tuvieron, de manera fortuita, mucha relación en mi existencia. El hombre que yo conocí era comedido, responsable y con un sutil sentido del humor. Como recordando siempre que él fué cocinero antes que fraile. Me recuerdan muchas veces que me parezco al él, no se muy bien si al primero, al de la bandera comunista o al segundo, al padre cariñoso y bueno, espero que un poco a ambos.
Hoy hace 3 años que se fue, y hoy sobre todo hoy, con Eva recién llegada se le echa mucho en falta. Espero que Steve Jobs allá donde esté, indexe algunos de estos contenidos que escribo en el buscador que ya habrá montado y que, por supuesto, no será Google.
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