¿Crisis? No en Navidad

Mi infancia se puede calificar como feliz, feliz en la mayoría de los sentidos de la vida. No me faltó de nada. tuve familia, amigos, estuve bien alimentado y tuve más juguetes de los que necesité.

Esta entrada va a sonar a abuelo cebolleta y va a delatar mi treintena pero creo que es absolutamente necesaria.

En nuestra época, no existía Papa Noel como ente que trae regalos a los niños. En nuestra época Papa Noel era un gordo simpático que hacia regalos en las pelis americanas pero que no pasaba por España o al menos no por nuestra casas. Partiendo de este hecho ya se dividían a la mitad los regalos posibles que se podían recibir en Navidad. Eliminando a Papa Noel quedaban solo los Reyes Magos como responsables de hacer todos los regalos en Navidad. Normalmente, en casos de extrema suerte, estos regalos venían de los padres y los padrinos, unos 3 regalos por niño. Yo estaba en este caso y os aseguro que mi felicidad infantil quedaba perfectamente colmada con 3 regalos por Navidad. No he ido a un psicoanalista pero no soy consciente de tener ningún trauma infantil por esta causa. Hay que añadir que estos 3 regalos, en la mayoría de los casos, no coincidían con ninguna de mis peticiones a los Reyes, tampoco esto me supuso un trauma infantil, crecí feliz y sano.

En la actualidad, a pesar de la crisis, un gran porcentaje de los niños cree en Papa Noel y los Reyes Magos, no se si creen románticamente o sólo creen en ellos como abanderados del consumismo exacerbado, pero creen. El grupo de personas que sustenta a estos personajes en las familias está formado por : abuelos maternos y paternos, padres, padrinos, tíos y en algunos casos primos y amigos. La natalidad ha bajado y la edad de mortalidad ha subido, esto supone que cada niño suele tener una fuente de regalos formada por al menos 6 personas. Esto sin tener en cuenta que el 30/40 % de los padres están separados en cuyo caso hacen los regalos de manera independiente y competitiva con lo que serían 7 u 8 personas las que regalan a los niños. Esto supone entre 6 y 10 regalos repartidos entre el 25 de diciembre y el 6 de enero. Se da en este caso una circunstancia curiosa, la lista de los niños para Papa Noel y Reyes se queda corta y la gente no sabe qué regalar. A esto se añade que un niño de 5 años ya ha tenido de 6 a 10 regalos cada Navidad y otros 6 en su cumpleaños con los que a 15-20 regalos al año tiene unos 80 regalos diferentes desde que nació. A ese ritmo un niño es incapaz de de detectar ninguna carencia en su vida y pasa a exigir estar colmado con todas sus peticiones año tras año. ¿Cual es la conclusión? Nosotros eramos felices con lo que teníamos porque valorábamos los pocos regalos que teníamos sabiendo que nuestro padres y padrinos hacían un esfuerzo por conseguirlos. Los niños ahora son incapaces de valorar eso, no es culpa suya, es nuestra. Les hemos enseñado que lo que pidan lo tendrán, si no lo tienen es normal que se enfaden y se frustren, los niños esperan, por defecto TODOS los regalos de su lista a Papa Noel y a los Reyes y creemos que si no lo cumplimos somos malos padres y los niños se van a frustrar.

Normalmente nuestra disculpa para esta forma de actuar es que si nuestros padres hubieran vivido en nuestra época hubieran hecho lo mismo. Es posible, pero la circunstancia actual no ha ocurrido nunca, estamos construyendo una nueva sociedad y la base son unos niños que no conocen lo que es la necesidad, la carencia y el apretarse el cinturón. Mis padres me educaron sin necesidades básicas pero sin excesos frívolos. Les agradezco ese legado y espero poder aplicarlo, al menos en parte, con mis hijos.

Ojalá nos diéramos cuenta de que, en ocasiones, es más educativo no recibir un regalo que recibirlos todos.